IV EASTER SUNDAY "C": Jn 10:27-30 Sunday, May 8, 2022
Dear brothers and sisters in Christ,
The fourth Sunday of Easter is commonly known as “the Good Shepherd Sunday,” in which one piece from chapter ten of the gospel of John is taken. Each liturgical year is part of a three-year cycle: A, B, and C. This year belongs to the C cycle, and the excerpt from John’s gospel is the following: “My sheep hear my voice; I know them, and they follow me. I give them eternal life, and they shall never perish. No one can take them out of my hand” (Jn 10:27-28). With these words Jesus proclaims his sovereign care over us who have been entrusted to him by the Father. Indeed, he says later on: “My Father, who has given to me, is greater than all, and no one can take them out of the Father’s hand” (v.29). It is God the Father who has given His Son to all humankind so that he can give them eternal life.
Jesus explains why following his voice: “I know them.” In biblical language and meaning, to know somebody refers not to knowing a person cognitively but to love that person. And loving someone is to know that person intimately, not necessarily in the sexual sense, but through a spiritual bond. In other words, what Jesus tries to tell us is that he loves us because he knows what is going on inside of us, and by having this knowledge, we can trust him and follow Him wherever he goes.
By knowing us so well, Jesus also gives us what we really need, eternal life. Eternal life is not only the after-life experience of the blessed in heaven with God and the angels, but it is also the assurance of experiencing here on earth the joy of being in perfect communion with God. In other words, eternal life is to be eternally happy experiencing God’s love now. In this way, nobody is lost, not far from experiencing God’s love.
Jesus also claims that “No one can take them out of my hand” (v.28). A little bit farther, he says, “No one can take them from the hand of the Father” (v.29). In these two verses, Jesus defines himself as the right hand of the Father. Again, recalling biblical and ancient expressions, the right hand signifies the power of a ruler in exercising his authority over his subjects. Understanding Jesus’ words from this perspective, God exercises his sovereign power through the person of His only Begotten Son. But power is not only defined by force or political influence. In Jesus’ terms, it is through loving us to give himself totally to us. Then, God’s mighty power resides in raising His Son from the dead, and second, by loving us to the end. Through his unconditional and everlasting love, we are in the pierced but risen wounds of Jesus Christ.
Let us pray that we may continually remain in the Father's loving hand through His Son
Jesus Christ, who has loved us and still washes away our sins in his blood to purify us to experience eternal life here and then. Amen!
Fr. Jorge E. Ubau
IV DOMINGO DE PASCUA"C": Jn 10,27-30
Domingo 8 de mayo del 2022
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
El cuarto domingo de pascua es comúnmente conocido como “el domingo del Buen Pastor” en el cual una parte del capitulo diez del evangelio de Juan es tomado. Cada año litúrgico es parte de un ciclo de tres años: A, B, y C. Este año pertenece al ciclo del año C y el trozo del evangelio de San Juan es el siguiente: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10, 27-28). Con estas palabras Jesús proclama su cuidado sobre o sobre nosotros, quienes hemos sido encomendados a él por el Padre. De hecho, él luego dice: “Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno” (v.29). Es Dios Padre quien le ha dado su Hijo la humanidad entera para que él les de la vida eterna.
Jesús explica que la razón de seguir su voz: “yo las conozco.” En el lenguaje bíblico y significado, para saber que, para conocer a alguien no sólo se refiere de manera cognoscitiva, sino de amarla. Y amar a alguien es conocer a esa persona por completo tanto a si para tener una cierta intimidad, no necesariamente en el sentido sexual, sino a través de un lazo espiritual. En otras palabras, lo que Jesús trata de decirnos es que él nos ama porque él sabe lo que pasa dentro de nosotros, y para tener este conocimiento sobre nosotros, podemos confiarnos a él para seguirle dondequiera que vaya.
Por virtud de conocernos tan bien, Jesús también nos da lo que realmente necesitamos, que es, la vida eterna. La vida eterna no es solamente la experiencia de los bienaventurados después de la muerte. Es también la Certeza de experimentar ya aquí en la tierra la alegría de estar en perfecta comunión y alegría con Dios. En otras palabras, la vida eternal es ser eternamente feliz experimentando el amor de Dios aquí y ahora. De esta manera, nadie se pierde, que es, no estar lejos de experimentar el amor de Dios.
Jesús también dice que “nadie las arrebatará de mi mano” (v.28). Un poco más allá él dice, “nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre” (v.29). En estos dos versos Jesús se define así mismo como la derecha del Padre. De nuevo, recordando expresiones bíblicas y antiguas, la derecha significa el poder de un gobernador para ejercer su autoridad sobre sus súbditos. Entendiendo las palabras de Jesús desde esta perspectiva, Dios ejerce su poder soberano a través de la persona de su Hijo unigénito. Pero el poder no solo se define por la fuerza o la influencia política. En las palabras de Jesús, es amándonos al punto de darse así mismo totalmente por nosotros. Así, el gran poder de Dios reside en resucitar a su Hino de entre los muertos, y segundo, amándonos hasta el final. Por medio de su amor incondicional y eterno, estamos presentes en las llagas resucitadas de Jesucristo.
Oremos para que sigamos permaneciendo continuamente en la mano amorosa del Padre a través de su hijo Jesucristo que nos ha amado y sigue lavándonos nuestros pecados en su sangre para purificarnos, y así podamos experimentar la vida eternal aquí y en el futuro. ¡Amen!