This Sunday we are presented with a widow who places all she has left in the box of treasury of the temple: “has contributed all she had, her whole livelihood”. This action is commended by Jesus Christ. Why is Christ praising something so radical as giving to the point of risking one’s own life. If we read the first reading as well, we come across the prophet Elijah who asked for the widow to risk by feeding him first (even though she expresses that what is left was for her and her son). Christ and Elijah evoke an important stance or attitude that society and our day to day routine seemingly spar to destroy, namely God as a providing Father. The widow and orphan image in scriptures is the constant reminder that man is not the only source of providence. They are in scriptures the image of a people who will die if God does not act. God takes this position of Fatherhood in providing even physical sustenance. The widow in front of the prophet makes clear to the prophet that what she has left is basically the last meal and the progressive next step is death. The prophet evokes her toward the trust in God. Christ in the gospel simply realizes that of all who put or gave money to the temple, this widow shines the obvious trust in God as the one who provides.
On a day to day basis, we could be fooled to believe that I provide for the household. However, it is a lie that the devil has convinced us to reject the fatherhood of God. Though it is important that we work for building and defending our households, it is only as co-guardians of a family or of a home. The question that should be asked is, “what we are providing and, more importantly what for?”. The first can be easily answered with material responses (i.e. food, money, shelter, etc.). However, the latter question really makes our first answer embarrassed. What for? Is it not to simply “live”. Now the true perspective of the first question arises: if we are providing food, shelter, money, etc., why is it that many still die? I thought providence was for the sake of living. We know (although many may live in the wrong illusion) that food, money, and what other material things we provide don’t ensure my life or secure a longer living. And so, we see that Christ and the prophet Elijah are evoking a truer perspective of providence. God is the only true source of life. Hence, does he not desire that his children live? That is why the trust of the widow is not on what is left over for her to survive a bit longer, but rather on God who is the author of Life.
Thenceforth, God’s proof of his providential love lies in the event of his sending his only Son to die on a cross. Soon after, Christ rises from the dead and sends us this “life-giving” Spirit. In this clear response to the cry that we all truly carry in our hearts of “who will deliver me from this body of death”, God provides life eternal in his son Jesus Christ.
Fr. Francisco Rodriguez
Un Padre Que Provee
Este domingo se nos presenta a una viuda que pone todo lo que le queda en el cofre del tesoro del templo: “ha puesto todo lo que tenía, todo su sustento”. Esta acción es encomiada por Jesucristo. ¿Por qué Cristo alaba algo tan radical como dar hasta el punto de arriesgar la propia vida? Si leemos también la primera lectura, nos encontramos con el profeta Elías que pide a la viuda que se arriesgue dándole de comer primero a él (aunque ella expresa que lo que queda es para ella y su hijo). Cristo y Elías evocan una postura o actitud importante que la sociedad y nuestra rutina diaria parecen luchar por destruir, es decir, Dios como Padre proveedor. La imagen de la viuda y el huérfano en las Escrituras es el recordatorio constante de que el hombre no es la única fuente de providencia. Son en las Escrituras la imagen de un pueblo que morirá si Dios no actúa. Dios asume esta posición de Paternidad al proveer incluso el sustento físico. La viuda delante del profeta le deja claro al profeta que lo que le queda es básicamente la última comida y que el siguiente paso progresivo es la muerte. El profeta la evoca hacia la confianza en Dios. Cristo en el evangelio simplemente se da cuenta de que de todos los que pusieron o dieron dinero para el templo, esta viuda brilla por su evidente confianza en Dios como el que provee.
En el día a día, podríamos ser engañados al creer que yo proveo para el hogar. Sin embargo, es mentira que el diablo nos haya convencido de rechazar la paternidad de Dios. Aunque es importante que trabajemos para construir y defender nuestros hogares, es solo como co-guardianes de una familia o de un hogar. La pregunta que debe hacerse es, “¿qué estamos proveyendo y, más importante aún, para qué?”. La primera puede responderse fácilmente con respuestas materiales (es decir, comida, dinero, techo, etc.). Sin embargo, la última pregunta realmente hace que nuestra primera respuesta sea embarazosa. ¿Para qué? ¿No es simplemente para “vivir”? Ahora surge la verdadera perspectiva de la primera pregunta: si damos comida, techo, dinero, etc., ¿por qué es que todavía mueren muchos? Yo pensaba que la providencia era para vivir. Sabemos (aunque muchos vivan en la ilusión equivocada) que la comida, el dinero y las demás cosas materiales que damos no aseguran mi vida ni una vida más larga. Y así, vemos que Cristo y el profeta Elías están evocando una perspectiva más verdadera de la providencia. Dios es la única fuente verdadera de vida. Por lo tanto, ¿no desea Él que sus hijos vivan? Por eso la confianza de la viuda no está en lo que le queda para sobrevivir un poco más, sino en Dios, que es el autor de la Vida.
A partir de ahora, la prueba de Dios de su amor providencial está en el hecho de enviar a su Hijo único a morir en una cruz. Poco después, Cristo resucita de entre los muertos y nos envía este Espíritu “dador de vida”. En esta respuesta clara al grito que todos llevamos verdaderamente en el corazón de «¿quién me librará de este cuerpo de muerte?», Dios provee vida eterna en su hijo Jesucristo.